Es la melodía que alguién toca para nosotros. Que nos dedica por un instante. Y que nosotros, a la vez, agradecemos con nuestros besos.
24 de septiembre de 2011
O DÍA EN QUE NOTEI QUE OS TEUS BEIZOS SABÍAN A SAL
Moito chorei aquel día, sen atreverme sequera a preguntarche que era o que che facía sufrir. Doíanme as pálpebras ao verte chegar, sorrir e acoller outra vez un bico salgado.
Non sei canto tempo agardei para marchar. Un tempo no que sentía a túa ausencia mesmo téndote entre os meus brazos, a túa dor. E por riba de todo estaba a miña covardía. Nunca mo perdoarei, nen sequera agora; sabendo cal era a causa da túa agonía sen fin, longa e duradeira. Imposible de curar para min.
Sempre túa, nalgún recuncho perdido, lembrando e lembrándote.
Unha aperta doce, ben doce.
Alguén que che quixo demasiado para verte sufrir.
17 de septiembre de 2011
El futuro no es de nadie.
Ni mío ni tuyo. Ni siquiera de él, y eso que dice conocerlo bien. No está en mis manos cambiarlo. Ni tampoco fiarme de él. De sus promesas inútiles, de sus falsas sonrisas y de sus falsas alegrías. Además, a quien le importa? A todos, sí, lo sé. Pero mata esa maldita intriga tuya, que se calle de una vez, que decidas por ti mismo. Y bien, cuando sea así, avísame. Entonces hablaremos del pasado, y no pienso decirte hasta mañana.
8 de septiembre de 2011
6 de septiembre de 2011
5 de septiembre de 2011
Suscribirse a:
Entradas (Atom)