30 de mayo de 2011

Siempre igual.

Sintió que el rimmel se le corría por la cara. Entonces lo odió más que nunca. No se merece verla llorar. No se merece que caiga una sola lágrima por su culpa. Y es que es la persona más asquerosa que conoce. Una sensación extraña le atraviesa el cuerpo cuando lo mira. Su cara no sabe transmitir emociones. Siempre igual. Alterado, contento, agoviado, feliz, cachondo. Y es que es la persona más asquerosa que conoce. ¿Cómo pudo quererle tanto? ¿Cómo pudo ser quien ocupó su cama tantas noches? Se acuerda de las veces que tomó su mano. De las veces que besó sus labios. De veces que sostuvo su cintura. Frágil. Frágil como todo lo que pasó después. Hasta el punto de desaparecer. No se merece una sonrisa, al menos ninguna más. Se pinta de nuevo los ojos y se queda dormida.
Mañana será otro día.