Mientras duermo la escucho llorar. Sus ojos cuentan la historia más triste del mundo. Su piel es pálida como la cal. Y su aliento se enfrió. Guarda en ella un pasado horrible, condenada de por vida. Nunca mostró a nadie su dolor. Se reserva todo el sufrimiento del mundo. Sus ojos mencionan, melancólicos, recuerdos amargos. Sus labios son incapaces de pronunciar una sonrisa. Sus mejillas jamás fueron besadas. Y su alma es color nieve manchada.
Vive sola, donde los caballos lloran. No le queda ni una lágrima por derramar.