20 de julio de 2011

Hoy y mañana.

Es tanto lo que deseo hacer ahora que no sé por donde empezar. En mi cabeza hay mil ideas, todas distintas, cada una mejor. Me gusta hacer planes de futuro. Planear es importante, al menos si es algo que quieres. Me gusta escribir, eso lo sé. Pero no creo que ese sea mi futuro. Hay veces que me siento delante del ordenador y no se qué hacer. Quiero decir, se lo que quiero transmitir pero no sé como, entonces me limito a mostrar una canción -lo cual no está nada mal-. Me gusta hacerlo, porque quizás eso sea parte de mi futuro. La música me encanta. Es capaz de recordarme sentimientos y recuerdos que ya olvidaba. Creo que estoy enamorada de James Blunt, amo cada una de sus canciones. Me siento débil cuando las escucho. Pero eso no es nada malo para mí. Pues bien, me ayuda a comprender algunas cosas. Muchas noches me duermo imaginándome qué dirán las letras en inglés de canciones que no conozco. También me gusta la música clásica. Me gusta escucharla y tocarla. Sobre todo, sentirme parte de ella; aunque sea como un espectador más. Creo que con una simple melodía se puede conmover a cualquiera. No hace falta que le guste la música. Si se sabe hacer, eso no importa. Es verdaderamente complicado, más que nada porque para eso tiene que tener un significado personal, algo que transmitir al oyente. Muy poca gente lo sabe hacer, pero los que saben son verdaderos genios. A mi me encanta tocar el clarinete, me siento feliz cuando lo hago. Es una forma de liberarse del mundo por un instante. También me gusta el piano. A veces cojo partituras que nunca había tenido en las manos y empiezo a tocarlas, lenta y torpemente. Pero me gusta, porque tienen un significado, porque quiero descubrir la historia que tienen detrás; y quizás, la nueva que tendrán.
Por todo esto, y seguro que algo más que se me olvida, me parece importante saber expresarse, de la forma que sea. Desde luego, quiero que en mi futuro no falte nada de esto. Seré feliz.